4 de junio de 2023

Asambleas cívicas para potenciar la democracia

 

La democracia representativa, basada en un sistema de partidos políticos, es considerada usualmente, al menos en los Estados de derecho, como la alternativa, si no ideal, sí la más adecuada, o la menos cuestionable, como forma de trasladar la voluntad popular a la esfera pública.

No obstante, para sorpresa de muchos, en su discurso de despedida (1796), George Washington advertía contra lo que denominaba “el espíritu de la facción”, noción que asociaba a los partidos: “El dominio alternativo de una facción sobre otra, acentuado por el espíritu de venganza… es en sí mismo un espantoso despotismo”. Mostraba su temor de que no se gobernara por el bien del pueblo, sino sólo para obtener y mantener su control del poder[1].

La constatación de algunas imperfecciones en la democracia representativa ha llevado a los analistas teóricos a propugnar mecanismos para atenuar o a corregir algunas de las deficiencias observadas. El recurso a la fórmula de la democracia directa -léase referéndum- es una de ellas. Algunas experiencias llevan a considerar que el complemento de tales consultas directas a las elecciones no siempre resuelve el problema. Así lo sentencia Martin Wolf en relación con el fallido Brexit. La utilización de “asambleas de ciudadanos”, por el contrario, podría ser, según este influyente analista, un remedio eficaz. Según éste, “las elecciones son necesarias. Pero un mayoritarismo desenfrenado es un desastre. Una democracia liberal exitosa requiere instituciones restringentes: una supervisión independiente de las elecciones, un sistema judicial independiente y una burocracia independiente”[2].

Las asambleas de ciudadanos -elegidos por sorteo- pueden, según sus partidarios, ser más representativas que los políticos profesionales y atenuar el impacto de las campañas políticas, hoy día más distorsionadas por los avances de la publicidad y los algoritmos de las redes sociales.

Para Wolf, que sigue a Nicholas Gruen, “la introducción de ciudadanos directamente en el proceso político [con dictámenes no vinculantes], en la forma que es familiar respecto a los jurados, podría introducir el sentido común del público en la política, de una forma que sería complementaria a las elecciones de los líderes políticos”.



[2] “Citizens’s juries can help to fix democracy”, Financial Times, 28-5-2023.


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