26 de mayo de 2023

El retorno de Leviatán al sector bancario

 

“Tu esperanza quedaría defraudada: con sólo mirarlo quedarías aterrado… No dejaré de mencionar sus miembros, hablaré de su fuerza incomparable…”. Así se describe la fiereza del monstruo Leviatán en el Libro de Job. Leviatán tiene una fuerza irresistible –“el hierro es como paja para él”- como bestia marina gigante, pero también como una especie de código subyugante que activa las alertas de todo estudioso de la economía del sector público.

Según diversas teorías y posiciones doctrinales, no siempre bien respaldadas por datos empíricos, el sector público ha venido replegándose extraordinariamente en los países occidentales desarrollados desde finales del siglo pasado hasta la gran crisis económica y financiera que arrancó en el año 2007. Son también frecuentes los relatos que indicen en un progresivo abandono del sector financiero por parte del Estado, parcialmente revertido a partir de dicho evento de crisis internacional. Esa tendencia a un mayor intervencionismo público en el sistema financiero se ha intensificado a raíz de las turbulencias recientemente acaecidas en el seno del sector bancario estadounidense.

En un artículo publicado en la revista The Economist (“Leviathan swells”, 20-5-2023) se reseñan algunos movimientos en ese sentido: i) la extensión y generalización del seguro de los depósitos bancarios; ii) la concesión de préstamos de último recurso a las entidades bancarias solventes, por parte de los bancos centrales; iii) la regulación de la calidad de los activos; iv) el endurecimiento de las reglas sobre el riesgo de interés; v) la finalización del proceso de intermediación bancario basada en la utilización de depósitos para la concesión de crédito (“narrow banking”).

Algunas de las anteriores medidas son de aplicación desde hace años en el sistema bancario europeo, en tanto que otras -particularmente las que apuntan al fin de la intermediación bancaria- sí tendrían grandes repercusiones potenciales para el circuito del crédito.

Según The Economist, “sea cual sea la senda que se elija, el mundo se está moviendo hacia un papel más grande para el gobierno y más reducido para los actores privados, un hecho que debe alarmar a cualquiera que valore el papel del sector privado en la evaluación del riesgo”. De forma llamativa, se considera que, aunque hay países, como China y Vietnam, donde la creación del crédito está vinculada explícitamente al Estado, lo que no ocurre en los países occidentales, es cada vez más difícil percibir las diferencias entre el sistema chino y el sistema de “contrato social”, en el cual hay una masiva cobertura estatal de los riesgos y una acumulación de regulaciones impuestas, a cambio, sobre los bancos.

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