Es ésta la pregunta que
plantea Tim Harford en un reciente artículo publicado en el diario Financial
Times. En él, inicialmente, se hace eco de algunos llamativos casos en los que quienes
obtuvieron sustanciosos premios acabaron en la ruina. No obstante, considera
que tales ejemplos no son necesariamente los típicos, por lo que recurre al
análisis de los resultados acumulados por diversos estudios empíricos, a la búsqueda
de posibles pautas de comportamiento.
Estas son las conclusiones
básicas que obtiene:
a) Los ganadores de premios de lotería (de
cuantía significativa) (en Reino Unido) no tienden a poner término a las relaciones
con sus amistades, que incluso se intensifican, aunque sí dedican menos tiempo
a conversar con sus vecinos. Como se explicación se apunta que el dinero hace que
sea más fácil socializar por puro placer, mientras que reduce la necesidad de
mantener relaciones por razones prácticas.
b) Cuando los premios son inferiores a 10.000
o superiores a 50.000 dólares (Estado de Florida), la probabilidad de
declararse en quiebra es la misma que la de los no ganadores.
c) Entre los ganadores de premios de unos
250.000 euros (Suecia), sólo un 12% dejó de trabajar completamente.
En suma, viene a señalar que
a los ganadores de premios de lotería no les va tan mal, en general, como
podría temerse.
Probablemente, un estudio
sobre La Rápida, una práctica, al parecer, de probada resiliencia,
arrojaría también interesantes conclusiones sociológicas y psicológicas sobre los
juegos de azar.