Hubo
un momento en el que parecía que la nueva economía, la de las apps y plataformas,
anunciaba indefectiblemente el ocaso del taxi como medio de transporte. Las aparentes
ventajas de los VTCs se antojaban imbatibles: comodidad, disponibilidad, calidad,
servicio, economía, certeza, autonomía, facilidad de pago… La práctica se ha encargado
de demostrar que algunas de estas ventajas no eran más que un espejismo. Al margen
de otras cuestiones, y de la propia adaptación del sector, lo cierto es que los
taxis siguen vivos y coleando.
No
queda ahí la cosa. Hay quienes incluso los ven como una alternativa a los coches
de alquiler. Tal es el caso de la conocida articulista del Financial Times M.
S. Webb, que aboga por ellos, tras una calamitosa experiencia con la contratación
de un coche de alquiler este verano[1].
Varias
son las razones que alega en tal sentido: i) la dificultad de encontrar coches
de alquiler en algunos aeropuertos; ii) el calvario para acceder a un coche de
alquiler concertado al llegar al destino previsto; iii) los elevados costes
actuales de los coches de alquiler; iv) las dificultades para encontrar las rutas
deseadas, frente a la comodidad de ser pilotados por un conductor experimentado.
Según
la referida articulista, alquilar un coche en Roma por cuatro días tenía un
coste de 825 euros (206 euros por día). Una posible explicación de la subida de
los precios radica en el fin del modelo de las empresas de alquiler de coches
de “comprar barato (un coche) y vender caro (el mismo coche después de un uso
temporal)”, ya no factible, lo que obliga a trasladar mayores costes a los
usuarios.
M.
S. Webb considera que cabe esperar una mejora generalizada de todos los sistemas
y una reducción de costes, pero, mientras tanto, ella seguirá optando por concertar
un servicio de taxi en las salidas: “resulta que no tener un coche de alquiler
puede ser mucho más facil que tenerlo”.
Como
tantas otras, nos encontramos ante una disyuntiva en la que entran en juego
numerosos factores, los cuales no permiten una respuesta estándar y de aplicación
universal. Como siempre, es fundamental identificar todas las variables
relevantes, cuantificarlas, y llevar a cabo un cómputo global a partir de un
sistema de ponderaciones predeterminado, concretado en función de las
preferencias de quienes han de tomar la decisión.
[1] “Soaring rental car costs make taxis a better travel option”, Financial Times, 19-8-2022.