1 de agosto de 2022

La búsqueda de las raíces teóricas de la progresividad conduce a Florencia

Adentrados ya en pleno siglo veintiuno, algunos conceptos impositivos siguen instalados en la controversia doctrinal y/o metodológica. La progresividad ocupa un lugar destacado entre ellos. Los primeros vestigios de la progresividad se remontan a la época de la Roma y la Grecia antiguas, pero la primera experiencia significativa de la que se conservan abundante registros históricos se sitúa en la Florencia renacentista. Allí, en el año 1500, se implantó un impuesto sobre la renta de la tierra, que propició la aparición, de la mano de Francesco Guicciardini (1483-1540), del que se considera el primer tratado escrito sobre la imposición progresiva, la decima scalata. En él se ofrecen argumentos a favor y en contra de la progresividad[1].

Acompañado por un distinguido elenco de personajes ilustres, Guicciardini contempla a los miles de visitantes que acuden a la ciudad de los prodigios, y parece esperar pacientemente a que alguien concluya el debate que él abrió hace medio milenio. O quizás su imagen serena sea un indicio de que se trata de un reto llamado a perdurar por lo siglos de los siglos.





[1] Vid. “La noción de la progresividad impositiva: de la teoría a la praxis”, Instituto de Análisis Económico y Social, Universidad de Alcalá, Documento de Trabajo 05/2016.

Entradas más vistas del Blog