15 de marzo de 2022

El problema de los activos varados: ¿deben buscarse fórmulas de rescate empresarial?

 

La expresión “activos varados” (“stranded assets”) era bien conocida en diversas industrias desde hace tiempo. Un activo varado es aquél que, como consecuencia del cambio tecnológico, o por otras razones, queda obsoleto o inservible para fines productivos. Piénsese en lo ocurrido con aparatos como máquinas de escribir, teletipos, o de fax. Sin embargo, a partir del año 2015, el entonces gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, aterrizó el concepto de manera específica al caso de los activos vinculados a los hidrocarburos, que, como consecuencia de la transición hacia una economía con bajo contenido de carbono, se verían afectados negativamente[1].

Inicialmente, algunos representantes del sector energético mostraban cierto escepticismo acerca del alcance efectivo que podría tener el varamiento de sus activos. Así, por ejemplo, Ivan Glasenberg, CEO de Glencore, manifestaba que “Aunque los problemas del cambio climático son parte del paisaje político, social y regulatorio, no creemos que la realidad energética global respalde económicamente medidas sobre el carbono que nos impidieran usar plenamente nuestras reservas de combustibles fósiles”[2].

Ha pasado algo de tiempo y puede comprobarse que los activos varados vinculados a la lucha contra el cambio climático no son una mera hipótesis poco probable. Prueba fehaciente de ello es que algunos grupos empresariales del sector energético europeo se han dirigido a los gobiernos de sus respectivos países en demanda de ayuda financiera. Y lo han hecho esgrimiendo un tratado internacional sobre energía, concretamente el Energy Charter Treaty, que se remonta a los años noventa y que pretendía ofrecer protección a los inversores que arriesgaban su dinero en proyectos de los países que habían pertenecido al bloque soviético[3].

En términos económicos, la perspectiva de un rescate de los proyectos de hidrocarburos conllevaría el riesgo de desincentivar los pasos a dar, tanto por el mercado como por el gobierno, para asegurar el tránsito a la descarbonización. Para avanzar en esta línea, es preciso que los activos varados queden varados con todas sus consecuencias y, por tanto, merece que sean dejados en la estacada. Como señala The Financial Times[4], es deseable que prevalezca la regla básica para la asignación de riesgos: asumir riesgos a cambio de una elevada recompensa esperada. Pero, si los beneficios han de ser privados, también deben serlo las pérdidas.






[1] El concepto fue debatido en una conferencia celebrada en Oxford, en septiembre de 2015, bajo los auspicios de la Smith School of Enterprise and the Environment. Vid. N. Butler, “Climate change and the myth of stranded assets”, Financial Times, 28-9-2015.

[2] Vid. N. Hume “Glencore takes a stand on its fossil fuel reserves”, Financial Times, 30-4-2015.

[3] Vid. C. Hodgson, “European energy groups seek €4bn damages over fossil fue projects”, Financial Times, 21-2-2022.

[4] Vid. “Governments should not foot the bill for stranded assets”, Financial Times, The Editorial Board, 21-2-2022.

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