27 de enero de 2022

Tribalismo político y Covid-19: ¿hacia arriba o hacia abajo?

 

Una de las tendencias sociales más acentuadas en los últimos años es la polarización política dentro de la sociedad, esto es, el ensanchamiento de las brechas entre las posiciones ideológicas de los ciudadanos. La tolerancia respecto a las opiniones y posiciones de otras personas se ha visto considerablemente mermada. Los mensajes que suelen cruzarse en las redes sociales, no ya sólo en relación con cuestiones específicas de matiz político, sino también sobre otras muchas de carácter más general, son un buen termómetro. A raíz de la pandemia de la Covid-19 muchas han sido las zonas de fricción y de controversia. Hasta cierto punto es normal. Cuando surgen dificultades y problemas suelen aflorar comportamientos no activables en épocas de bonanza.

Suele denominarse “Polarización afectiva” al grado de animosidad que los seguidores de un partido político sienten hacia los de otros partidos. Cuando ese grado es elevado puede hablarse de “tribalismo político”. ¿Cómo ha evolucionado dicha polarización afectiva a raíz de la pandemia de la Covid-19? ¿Se ha exacerbado como consecuencia de las difíciles situaciones vividas y las controversias sobre los cursos de acción recomendables? ¿O se ha atenuado ante la necesidad manifiesta de sumar fuerzas para hacer frente a situaciones de suma gravedad? ¿Qué ha ocurrido en España y en los países de nuestro entorno?

Una respuesta nos la da un informe elaborado por el Centre for the Future of Democracy de la Universidad de Cambridge[1]. Queda reflejada en el gráfico adjunto: “Un año y medio después del inicio de la pandemia del coronavirus, la polarización afectiva parece haber disminuido en la mayoría de las democracias… especialmente entre los jóvenes (18-35 años)” (op. cit., págs. 26-27). Como explicación se apunta la posibilidad de que la experiencia de afrontar un desafío social compartido haya podido estimular un mayor sentimiento de unidad y de propósito común: “Tal sentimiento compartido ayuda a superar las diferencias en identidad y valores políticos” (pág. 27).

En el gráfico podemos ver cómo en España ha disminuido relativamente poco la referida polarización, si bien era ya uno de los que registraba (¿sorprendentemente?) un nivel más bajo antes de la pandemia. Hay algunos casos llamativos sobre la escasa disminución del índice, especialmente el de Estados Unidos, singularizado como el país con mayor polarización y una nula variación a raíz de la pandemia.




[1] “The Great Reset. Public opinion, populism, and the pandemic”, enero 2022.


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