A pesar de los espectaculares desarrollos de la teoría económica, lo cierto es que las discrepancias entre los economistas, a la hora de explicar los fenómenos económicos y de propugnar medidas para afrontar los problemas sociales, son extraordinarias, en algunos casos abismales. Tanto es así que a veces cuesta trabajo asimilar que determinadas proposiciones, por su antagonismo absoluto y manifiesto, puedan provenir del mismo campo del conocimiento. A lo anterior viene a añadirse la extendida tendencia a confundir la utilización del pensamiento económico, supuestamente basado en una estructura de construcción científica, con la emisión de meras apreciaciones o valoraciones personales carentes de respaldo académico.
En el ámbito de
la influyente American Economic Association (AEA) se vienen realizando encuestas
entre miembros de dicha asociación a fin de estudiar cómo evoluciona el grado
de coincidencia o de discrepancia acerca de un conjunto de proposiciones económicas.
El último cuestionario, realizado en 2020, cubre un total de 46 proposiciones[1].
En el trabajo se
compara cómo ha evolucionado la posición de los economistas a lo largo de
cuatro décadas. El principal resultado obtenido es un aumento del grado de coincidencia
sobre numerosas proposiciones económicas, especialmente las referentes al papel
de la política fiscal en macroeconomía y las cuestiones relativas a la
distribución de la renta. Los autores del estudio señalan que “los economistas
asumen ahora el papel de la política fiscal de una forma que no era obvia en
anteriores estudios y son en gran medida partidarios de políticas gubernamentales
que mitiguen la desigualdad de la renta. Otra área de consenso es la preocupación
por el cambio climático y el uso de instrumentos adecuados de política económica
para abordarlo”.
Como se aprecia
en el gráfico adjunto, el porcentaje de proposiciones en las que coinciden apreciablemente
los economistas ha aumentado significativamente: de menos de un 10% del total
en 1990, a un tercio en 2020.
Pese a todo, como
ha señalado The Economist, “la ciencia lúgubre no ha pasado a ser, sin embargo,
enteramente armoniosa… Bastante espacio, aún, para un debate saludable”[2]. Las 46
proposiciones económicas incluidas en el estudio de la AEA son de gran interés.
Para contestarlas no hace falta ser economistas. También éstos, como cualquier
persona, pueden dar respuestas basadas en juicios de valor, y condicionadas por
el estado de las corrientes generales de opinión dominantes.
[1]
D. Geide-Stevenson y A.
La Parra, “Consensus among economists 2020 – A sharpening of the picture”, AEA,
diciembre 2021.
[2] “The new consensus. Economists
are agreeing with each other more”, 22-1-2022.
Fuente: Mural de la Facultad de Económicas de Málaga.