28 de diciembre de 2021

Procrastinación fiscal: el impuesto sobre la propiedad en China

 

El museo de la procrastinación fiscal tiene un sitio especial reservado para el impuesto sobre el gasto personal. Desde luego, a casi nadie se le ocurriría buscar en él un sitio relevante para el impuesto sobre la propiedad. Eso no impide constatar la accidentada y controvertida historia de esta figura impositiva. Aun menos sorprendente sería no encontrar rastros de ese tributo en países de inspiración comunista, donde, por principio, no existe demasiado espacio para la propiedad privada.

No obstante, ante un modelo económico tan curioso como el que impera en China desde hace algunas décadas, el hueco era palpable. Ya desde los primeros años del presente siglo se venía planteando el establecimiento de un impuesto recurrente sobre el valor de la propiedad inmobiliaria, con algunas experiencias piloto en los años subsiguientes. En 2015 se incluyó en una iniciativa legislativa, pero la medida no logró avanzar, ya que “la reforma, según parece, fue frenada por la oposición de intereses atrincherados, incluyendo sin duda los de muchos funcionarios que preferían no declarar sus propiedades, mucho menos pagar impuestos sobre ellas”[1].

Pero, en agosto de 2021, el presidente Xi Jinping expresó el respaldo al impuesto “como parte de su campaña para contener la riqueza excesiva y promover la ‘prosperidad común’”[2], dando paso a su implantación gradual a través de esquemas piloto.

Pese a todo, son diversas las cuestiones a dilucidar. En esta ocasión, “a pesar de informes de oposición política, las probabilidades de que un impuesto nacional sea implantado son mucho más altas que en intentos anteriores”, según la opinión, recogida por el Financial Times, de un analista, que también señala que “la correlación entre pertenencia al partido y propiedad de múltiples inmuebles es probablemente bastante alta”. A su vez, un empresario afirma que “puesto que la clase que posee la mayor parte de la propiedad es realmente la burocracia, lo más probable es que el impuesto sobre la propiedad se convierta en una formalidad y, en última instancia, no tenga ningún efecto real”[3]. Razón de más para complementar el estudio de la teoría de la imposición con las perspectivas sociológica y política, entre otras.



[1] Vid. The Economist, “Housing in China. The long wait for a tax everyone loves to hate”, 30-10-2021.

[2] Ibíd.

[3] Vid. E. White y T. Hale, “China expands property tax trials in next step of ‘common prosperity’ drive”, Financial Times, 25-10-2021.


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