1 de diciembre de 2021

La inercia del lenguaje y el juego de la lógica

 

¿Antes de que hiele, o antes que hiele?”…

El empleo del lenguaje ordinario se ve normalmente condicionado por algunos factores inerciales producto de usos y costumbres más o menos extendidos. En ocasiones, aunque la lógica nos debería llevar a huir de algunas expresiones contradictorias en su significado, nos aferramos a ellas. Así, por ejemplo, somos conscientes de que la utilización de una doble negación tiene sus consecuencias, pero aun así nos resistimos a excluir una de ellas o a eludir una palabra que implica la nulidad.

“No trajo nada de su viaje”, recoge el Diccionario de la lengua española como ilustración del uso del pronombre “nada”, que se define, sin embargo, como “ninguna cosa”. ¿Cómo deberíamos interpretar, entonces, la frase entrecomillada: qué trajo del viaje?

Haciendo abstracción de los cánones académicos, es interesante filosofar acerca de usos lingüísticos que, a veces, parecen chocar contra posiciones lógicas. ¿Se debe “informar que”, o “informar de que”? ¿Procede “excusar la asistencia”, o “excusar la ausencia”?... ¿Es más correcto decir que “La actividad queda en suspenso hasta que no se disponga de la autorización”, o que “La actividad queda en suspenso hasta que se disponga de la autorización”? Curiosamente, la fórmula bastante frecuente del “hasta que no” nunca se emplea cuando se trata de hacer referencia al período que media hasta la ineludible e irreparable separación, la definitiva.

También algunas expresiones adoptadas de otros idiomas pueden resultar, aparentemente, un tanto extrañas. ¿Por qué se dice “end-to-end” como equivalente de “from the very beginning of a process to the very end"? Aunque quizás lo más extraño es que, en español, se emplee tal expresión, en lugar de "de principio a fin".

Recuerdo que, al inicio de una de las novelas de Henning Mankell, un personaje planteaba la disyuntiva entre “Antes de que hiele” y “Antes que hiele”. “Antes que llegue”, recoge como ejemplo el Diccionario de la lengua española.

A pesar de no tener un conocimiento significativo ni válido respecto al enorme arsenal actual de la novela de intriga, albergo alguna duda de que haya llegado el sustituto del añorado escritor sueco. Muchos lectores se quedaron helados, ya desde su renuncia anticipada a dicho género. Tras intentar leer algunas piezas avaladas por el éxito, tal vez la alternativa más recomendable sea volver a aquellas páginas, antes de que sea demasiado tarde, ¿o antes que sea demasiado tarde?... “Antes que de los sauces caigan las hojas”.



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