12 de noviembre de 2021

El concepto elusivo de la renta de una entidad empresarial

 

Fue uno de los primeros libros que me abrió el arduo camino que conduce hacia ese escurridizo concepto que es la renta de una persona, ya sea física o jurídica. Circunstancialmente, justo antes de ir al aula para exponer las distintas acepciones del beneficio de una sociedad, apareció ante mí como si hubiese querido hacerse ver en el anaquel donde reposa su sapiencia hacendística.

Publicada por vez primera en el año 1974, la obra de Thomas Alexander Lee “Income and value measurement” (Van Nostrand Reinhold) sigue siendo una referencia sumamente valiosa para adentrarse en la noción y en la medición de la renta. Al releer sus páginas es difícil no volver a sentir la emoción de quien por primera vez se dispone a emprender una apasionante aventura intelectual.

En el capítulo undécimo (3ª ed., 1985), titulado “La validez del concepto de renta”, el autor, que fue profesor de la Universidad de Edimburgo, trataba de convencernos de que “la renta de una entidad empresarial no es más que un símbolo convencional de gestión financiera que es susceptible de ser definido y computado en una diversidad de formas”.




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