4 de noviembre de 2021

Del “quantitative easing” al “quantitative tightening”: ¿un régimen TNT?

 

Durante bastante tiempo, el “tapering” (la retirada gradual de los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales) ni estaba ni se le esperaba. Pese a esporádicas amenazas de estrechamiento, el caño monetario se ha mantenido muy abundante y generoso. El estancamiento secular parecía haberse instalado provisto de un contrato estable y duradero, y la inflación (moderada) daba la impresión de ser una reliquia, a veces hasta añorada. La expansión cuantitativa (“quantitative easing”) ha sido un arma de gran calibre utilizada por los bancos centrales, dispuestos a hacer whatever it takes con tal de salvar la nave económica, extremadamente vulnerable y cada vez más adicta a la recepción de estímulos. La economía monetaria había llegado a exhibir su poderío frente a la economía real, sin que faltaran potentes paradigmas que lo fiaban todo a aquélla sin tener que afrontar restricción alguna en la práctica. Según algunas estimaciones, los bancos centrales, desde el colapso de Lehman Brothers, han adquirido títulos financieros por importe de $23 billones (hispanos).

Sin embargo, en una situación un tanto inesperada, tipificada como una especie de venganza de la economía real convencional, la inflación se ha infiltrado en un territorio en el que se había bajado la guardia. En los cuarteles generales de algunas instituciones monetarias centrales se han encendido las alarmas y se preparan para el “endurecimiento cuantitativo” (“quantitative tightening”). ¿Estamos ante el nacimiento de una nueva era para la política monetaria”, se pregunta Robin Wigglesworth en un sugerente artículo publicado en el diario Financial Times (“The dawn of the quantitative tightening era?”, 2-11-2021).

Para algunos analistas, dicho cambio de rumbo, ante una aceleración de la inflación, puede llevar a un endurecimiento de la política monetaria y a una elevación de los tipos de interés: “taper”-“inflation”-“tighten”. En lo que Wigglesworth califica como “un caso clásico de contorsión verbal de los analistas de inversión”, un escenario como el descrito ha sido denominado “régimen TNT” (¡vaya prodigio de contorsión!).

Otros análisis menos alarmistas confían en que el repunte de la inflación es meramente transitorio: “Después de todo, las fuerzas que han contenido la inflación desde los años 1980s -tales como la globalización, la tecnología, la demografía, las cargas de la deuda y el debilitamiento del poder de negociación laboral- es improbable que se reviertan”. Alineados con este enfoque, ninguno de los principales bancos centrales (la Reserva Federal, el BCE, y el Banco de Japón) “es probable que echen el freno pronto, incluso si la inflación no comienza a remitir inmediatamente”. Para Wigglesworth, “un nuevo régimen monetario está empezando, pero la realidad es que probablemente tendrá un parecido increíble con el anterior”. ¿Se trata de una buena, o de una mala noticia?



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