13 de septiembre de 2021

Un nuevo amanecer en China: las advertencias de Soros

 

En un trabajo publicado en el año 2020, José María López y yo mismo constatábamos las dificultades para encontrar una calificación estándar del sistema económico chino, así como las incógnitas e incertidumbres que se cernían para poder calibrar el rumbo del gigante asiático y su influencia efectiva en el orden mundial[1].

Puede que el dictamen sobre la verdadera naturaleza del sistema chino siga abierto en su diagnóstico final, pero el aldabonazo reciente dado por el magnate financiero George Soros desde las páginas del diario Financial Times ha venido a disipar bastantes dudas. Ya el título del artículo es de por sí bastante expresivo: “George Soros: Investors in Xi’s China face a rude awakening”[2].

Soros describe la ofensiva contra la empresa privada adoptada por el presidente chino, “que considera a todas las empresas chinas como instrumentos de un estado unipartidista”. Según el multimillonario financiero-filósofo-filántropo, “el presidente Xi Jinping no entiende cómo funcionan los mercados”. A diferencia de él mismo, huelga añadir. Como ahora casi nadie recuerda, dando lecciones magistrales de especulación, logró expulsar a la libra esterlina, en 1992, del Sistema Monetario Europeo, embolsándose, gracias a su jugada, una sustanciosa suma de dinero.

Soros advierte de que “el presidente del país [China] está poniendo en marcha una versión actualizada del partido de Mao Zedong”.

Da la impresión de que lo que el profesor Miguel González denomina “la cara oculta del modelo chino” empieza a hacerse visible. La vuelta al radicalismo está servida, tras la proclamación del máximo líder chino en el sentido de que “No es realista esperar una vida pacífica sin lucha”[3]. Ediciones de libros de texto para los estudiantes de todos los niveles del ciclo educativo, acerca del pensamiento de Xi Jinping sobre el “Socialismo con Características Chinas para la Nueva Era”, se distribuyen de forma masiva.

Un lector del Financial Times, desde Hong Kong, se atreve a disentir de la posición de Soros[4]. En una escueta carta recuerda que “desde 1987, China ha seguido el principio de que el desarrollo es la tarea central del gobierno”, pero basándose en el “camino socialista” y en la aceptación de que el sistema es una “dictadura democrática popular”: “Las recientes acciones por el gobierno chino vienen a recordar a la gente que el gobierno central está y ha estado jugando siempre un papel importante en la economía de China cuando el mercado no está funcionando en beneficio de todos los stakeholders, Ha sido siempre evidente. Es sólo que algunas personas eligieron olvidar y ahora pretenden recordar”. 

Como G. Rachman recuerda el peligro que conlleva el culto a la personalidad: “The Xi personality cult is a danger to China” (Financial Times, 13-9-2021). Al hilo de esta advertencia, surge una duda, una pregunta que dejo a los politólogos y sociólogos: ¿Se trata de una práctica exclusiva de las tiranías y las dictaduras, o puede darse también en regímenes formalmente democráticos, e incluso en organizaciones empresariales e institucionales?






[1] Vid. “El liderazgo mundial de China: entre la economía y la política”, Instituto Econospérides, Documento de Trabajo nº 15/2020.

[2] Financial Times, 31 de agosto de 2021. El artículo, traducido al español, ha sido publicado en el diario Expansión, con fecha 1 de septiembre: ”Los inversores en China afrontan un duro despertar”.

[3] Vid. Financial Times, “Xi Jinping is aiming to redraw Chinca’s social contract”, The Editorial Board, 3 de septiembre de 2021.

[4] T. SK Li, “Letter: Beijing’s stance cannot be a surprise to investors”, septiembre 2021.

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