29 de agosto de 2021

Estrategias familiares en inversión educativa: ¿expansión o repliegue?

 

Las clases en la escuela comienzan a las 8.25 horas y acaban a las 15.30 horas. El horario se prolonga con alguna actividad extracurricular, más tres horas en un centro de preparación de exámenes para el acceso a un centro de educación secundaria. Aparte, los desplazamientos y los deberes escolares. Así es una jornada estándar para muchos niños de 10 años en Tokyo[1].

En Japón y en otros países de Asia, la inversión en la educación de los hijos se ha convertido en una carrera ascendente e inacabable que origina diversas consecuencias, entre ellas, la de un elevado coste económico. Éste, a su vez, puede ser una de las causas de las bajas tasas de natalidad (Harding, 2021).

Por otro lado, aunque el análisis económico ha primado tradicionalmente la inversión en capital humano como una prioridad a escala personal y social, aporta también algunos puntos de reticencia al respecto. Como se señala en un reciente artículo de The Economist[2], la educación presenta en parte la naturaleza de “bien posicional”[3]. En este sentido, lo que importa no es tanto cuánto tiene una persona, sino si tiene más que otra. Resulta quizás un tanto duro aceptar este tipo de razonamiento cuando nos situamos en el campo del conocimiento, pero sin duda es una perspectiva atinada si estamos ante un proceso en el que compiten diversos contendientes.

Dado que los “bienes posicionales” tienen una oferta limitada, no todo el mundo puede tener acceso a ellos en las mismas condiciones. Si se generalizan, desaparece el efecto distintivo. El intento por mantenerlo llevaría a una carrera desenfrenada entre los aspirantes. Así, hay familias que invierten cada vez más tiempo y dinero en actividades de tutorización o extracurriculares después de clase, con la expectativa de que sus hijos estén lo mejor posicionados posible.

En algunos países donde las exigencias educativas han llegado a ser sumamente intensas, como Corea del Sur y China, según recoge The Economist, “los gobiernos de ambos países han tratado de orquestar una especie de desarme colectivo”, a través de restricciones y controles en los centros docentes.

Para The Economist, “es casi imposible frenar que las familias contraten a tutores privados para enseñar a sus hijos en sus propias casas. Y si la educación en la sombra es restringida eficazmente, la carrera armamentística puede adoptar diferentes formas”.





[1] Vid. R. Harding, “Halting east Asia’s education arms race could help birth rates”, Financial Times, 25 de agosto de 2021.

[2] Vid. The Economist, “Assume the positional”, 21 de agosto de 2021.

[3] Este concepto fue desarrollado por Fred Hirsch en la obra “The social limits to growth” (1976).

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