El
análisis de los efectos de la aplicación de una medida impositiva, si se quiere
que sea lo más completo posible, ha de situarse en el marco de los modelos de
equilibrio general. Tres son las características básicas de éstos: intertemporalidad,
interinstitucionalidad e intersectorialidad. Sólo así es posible seguir el
rastro de los efectos que va generando una actuación concreta a lo largo del
circuito económico, identificar sus repercusiones directas e inducidas, de
manera inmediata y a lo largo del tiempo, en el punto de impacto y en otros
diferentes.
Un
enfoque similar debería aplicarse, a mi entender, respecto a las actuaciones
que tienen cabida dentro de los criterios ASG (medioambientales, sociales y de
gobernanza). Sin esa triple perspectiva de interacción -interinstitucional,
intersectorial e intertemporal- no se puede disponer de una visión completa de
su alcance e implicaciones. La noción de sostenibilidad lleva implícita la
consideración del elemento temporal, pero debe recoger inexcusablemente, sobre
todo en un entorno de globalización económica, además de los otros prismas, la
aproximación internacional y las interrelaciones en cada uno de los tres
apartados del acrónimo ASG.
Ciertas
evidencias acumuladas no hacen sino reafirmarnos en esa posición. Así, como
señala Andrea Saldarriaga[1], si bien
la energía solar es central para las estrategias globales para un futuro más
sostenible, "aproximadamente la mitad del polisilicio usado para construir
paneles solares proviene de la región China de Xinjiang, donde hay informes de
trabajo forzado en la comunidad de Uygur". Por otro lado, "las
tecnologías de bajo carbono, tales como las turbinas de viento y los vehículos
eléctricos, producen millones de toneladas de residuos electrónicos cada año,
que acaban en vertederos de África o de Asia y originan serios problemas de
salud". Y sin que haya que olvidar el empleo de niños en las actividades
de extracción de cobalto, cuya demanda se ha disparado ante el uso de las
baterías de los teléfonos móviles.
Y,
en definitiva, como ya apuntábamos hace algún tiempo, "no hay finanzas
sostenibles sin democracias sostenidas: de ASG a ASGD" (BTV, 20-6-2020).
[1] “The EU’s
new sustainability rules spell trouble for many businesses”, Financial Times, 3
de junio de 2021.