Es
una pregunta que ha aparecido últimamente en diversos medios especializados y
que, antes de eso, se venía suscitando, especialmente a raíz de la compra por
dicha big tech de otros operadores en
el ámbito de la comunicación interpersonal. La pregunta no va mal encaminada.
La pretensión de los máximos dirigentes de la corporación de dominar el sistema
monetario internacional deja, a su vez, a las claras que sus objetivos reales
van bastante más allá de una operación para emular al axarco o al tivolino.
Formulé
la pregunta a un sobrino que acaba de estrenarse como acólito de la gran red, y
su respuesta me dejó un tanto desconcertando. Me aseguraba haber oído, en un
programa de televisión, que un importante político de un país iberoamericano
definía un monopolio como toda empresa que obtiene beneficios. Ya sabemos que,
desde hace años, la Economía está en fase revisión, ¿aunque hasta tal extremo? No
sé quién es ese ilustre político, ¿pero podría estar en lo cierto? En fin, no
podemos ignorar que quien controla la imprenta de un boletín estatal oficial
tiene, en la práctica, capacidad para amoldar las definiciones según la
voluntad popular (o de sus representantes), o del supremo mandatorio en
regímenes no democráticos.
Sobre
el papel, la cuestión del poder monopolista se ha tomado tradicionalmente muy
en serio en un país como Estados Unidos, donde la libre competencia es un valor
esencial -al menos teóricamente- para el funcionamiento del sistema económico.
Históricamente, ha habido casos de escisión obligatoria de determinadas
corporaciones que se consideraba que ejercían una posición de monopolio.
La
Federal Trade Commission (FTC) es la agencia gubernamental que se ocupa en
Estados Unidos de vigilar que prevalezca la competencia en los mercados
empresariales. En diciembre de 2020, dicha agencia presentó una demanda a Facebook,
alegando que la compañía estaba "manteniendo ilegalmente su monopolio de
red social personal a través de una serie de años de conducta anticompetitiva.
A raíz de una investigación… la demanda alega que Facebook ha emprendido una
estrategia sistemática -incluyendo su adquisición en 2012 de su nuevo y próximo
rival Instagram, su adquisición en 2014 de la app de mensajes WhatsApp, y la
imposición de condiciones anticompetitivas sobre los desarrolladores de software-
para eliminar amenazas a su monopolio"[1].
La
fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, afirmaba lo siguiente:
"En lugar de competir por sus méritos, Facebook usaba su poder para
suprimir la competencia de modo que pudiera aprovecharse de los usuarios y
hacer miles de millones [de dólares] convirtiendo datos personales en flujos de
caja"[2].
Sin
embargo, en junio de 2021, un juez federal, James Boasberg (designado por
Barack Obama), ha desestimado la demanda contra la empresa de Mark Zuckerberg
(fortuita, pero curiosa rima). Algunos analistas se cuestionan si la legislación
de competencia, que tiende a centrarse estrictamente en el detrimento directo
sobre el consumidor, se adapta bien para abordar las actuaciones de las Big Tech. A mayor abundamiento,
"uno se pregunta qué ve un juez, sino un monopolio, cuando una compañía
alcanza tales vertiginosas alturas", como Facebook, integrante del club
del billón (español) de dólares[3]. Otros,
sin embargo, estiman que la sentencia ha proporcionado "una fuerte dosis
de realismo"[4].
Un representante de Facebook se ha apresurado a afirmar que su compañía
"compite justamente cada día para atraer el tiempo y la atención de la
gente"[5].
Aprovecho
la ocasión para comentarle a mi sobrino que compare la definición de monopolio
del referido político suramericano con la que utiliza el juez Boasberg:
"Con independencia de lo que signifique para el público, 'poder de
monopolio' es un término del arte bajo la ley federal con un significado
económico preciso: el poder para elevar rentablemente los precios o para
excluir competencia en un mercado adecuadamente definido"[6].
Casi
se me olvidaba. Un pequeño comentario final. El mencionado político podría
quizás llevar razón y estar evidenciando un considerable dominio de los
conceptos económicos básicos. Realmente, en una situación de competencia
perfecta, cuando se alcanza el equilibro, ninguna empresa obtiene un beneficio
en sentido económico. Simplemente obtiene un beneficio ordinario, el
correspondiente a la retribución ordinaria en el mercado al capital empleado en
la producción. Tendría un beneficio contable pero no económico. En cambio, en
razón de su posición de dominio en el mercado, un monopolista sí obtendría un
beneficio en sentido económico, una renta extraordinaria.
Ante
la confusión generada, mi sobrino me confirma que no piensa estudiar Economía.
Aun así, ha aceptado que, en una próxima sesión, trate de explicarle la
diferencia entre el beneficio calculado
por los contables (que no incluyen ningún coste por el uso de los recursos
propios de la empresa) y el calculado por los economistas (que sí imputan un
coste por el uso de tales recursos propios).
[1] Vid.
FTC, “FTC sues Facebook for illegal monopolization”, 9 de diciembre de 2020.
[2] Vid. H.
Murphy, “US sues Facebook for ‘years-long’ abuse of monopoly power”, Financial
Times, 9 de diciembre de 2020.
[3] Vid.
Financial Times, “Facebook and antitrust: legacy standards take network to $1tn”,
Opinion Lex, 29 de junio de 2021.
[4] Vid. The
Economist, “Is Facebook a monopolist?”, 3 de julio de 2021.
[5] Vid. H.
Murphy y K. Spacey, “US judge dismisses antitrust lawsuits against Facebook”,
Financial Times, 29 de junio de 2021.
[6] Vid.
Murphy y Spacey, op. cit.