13 de junio de 2021

Para hacer planes hacen falta previsiones, aunque sean erróneas; es lo de menos

 

En una entrada reciente de este blog[1] se mencionaba, sin detallar, una anécdota protagonizada por Kenneth Arrow, recogida por Roger Pielke Jr en un artículo acerca de los modelos sobre el clima[2].

Según allí se indica, el Premio Nobel de Economía de 1972 trabajó durante un tiempo como meteorólogo de largo alcance en el ejército estadounidense. No puede decirse que realizara unas cortas milicias. Como él mismo recuerda, su servicio militar, en las fuerzas aéreas, se prolongó durante cuatro años, durante la Segunda Guerra Mundial[3].

Arrow, dotado de elevados conocimientos de Estadística matemática, tras llevar a cabo una serie de predicciones meteorológicas, tomó conciencia de que no eran más fiables que meras extracciones de bolas al azar. Ante semejante constatación, trasladó el mensaje a sus superiores. “El general al mando es plenamente consciente de que las predicciones no son buenas. Sin embargo, las necesita para el propósito de la planificación”, fue la respuesta que obtuvo.

El episodio es evocado por Peter L. Bernstein, como ilustración tanto de la incertidumbre como de la reticencia humana para aceptarla[4].

Esa respuesta, candidata por derecho propio, a ocupar un lugar privilegiado dentro de la Antología de las genialidades, es también un buen recordatorio del peligro que conlleva confiar ciegamente en modelos económicos cuantitativos por el mero hecho de serlos. Parafraseando a Keynes, más vale situarnos, aunque sea de manera aproximada, en el camino correcto que ubicarnos en el error con precisión matemática. Y, por supuesto, es preferible saber que no se sabe nada que actuar creyendo que sabemos lo que no sabemos.




[1] Vid. Roger Pielke, jr., “The ECB’s climate models are built on obsolete scenarios”, Financial Times, 9 de mayo de 2021.

[2] “Test de stress sobre el cambio climático: un test que no se libra del stress”, BTV, 10 de mayo de 2021.

[3] Vid. K. J. Arrow, “Kenneth J. Arrow”, en R. W. Spencer y D. A. Macperson (eds.), “Lives of the Laureates. Thirty-Two Nobel Economists”, 7ª ed., The MIT Press, 2020, pág. 44.

[4] Vid. “Against the gods. The remarkable story of risk”, John Wiley & Sons, 1996, pág. 203-


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