¿Cuál
es la edad óptima para un CEO, para el primer ejecutivo de una compañía?
Si
tenemos en cuenta que el principal CEO –por analogía- del mundo, el presidente
de Estados Unidos, tiene 78 años, nos vemos obligados a no precipitarnos en la
respuesta. Y, si recordamos los que atesora el joven Buffet, presidente de Berkshire, sólo 90, definitivamente hemos de desterrar los prejuicios.
Algo
ciertamente difícil para alguien como el que escribe estas líneas, que a los 10
años se consideraba muy mayor para llevar pantalones cortos… De alguna manera,
esa misma sensación se ha mantenido al ir llegando a los diferentes hitos, para
comprobar, ya sin remedio, que la percepción sobre las cotas anteriores era
totalmente desatinada. Sin embargo, el proceso se repite indefectiblemente,
cada vez con menos margen de reacción.
En
las antípodas de tales sensaciones se sitúan personajes como Joe Biden, quien,
sin complejos de ningún tipo, convirtió su notable edad en un punto fuerte de
su candidatura, al manifestar a los estadounidenses que con la edad se adquiere
sabiduría y experiencia.
La
observación de la experiencia empresarial revela que no se da una tendencia
clara. El reinado de Buffet coincide en el tiempo con el de primeros ejecutivos
como Mark Zuckerberg, que, con 37 años, tiene 53 menos que el sabio de Omaha. A partir de semejante
evidencia empírica, cualquiera se atreve a tratar de pergeñar alguna regla de
validez universal.
Ahora
bien, según informaciones recientes, la edad media de los CEOs de nueva
designación de las empresas del S&P 500 ha aumentado 10 años desde 2005,
situándose ahora en 54 años (57 para el conjunto de cargos vigentes)[1]. “Fuente
de juventud versus sabiduría de la edad”: ¿dónde se sitúa el punto óptimo? El
enigma continúa…
[1] Vid.
Financial Times, “Chief executives: fountain of youth versus wisdom of age”,
Opinion Lex, 16 de mayo de 2021.