A pesar de que la llave ajustable más
utilizada mundialmente para apretar tuercas y tornillos es conocida como llave
inglesa, a la ahora de apretar a los contribuyentes, los británicos, al menos
en épocas recientes, no suelen dejar una herramienta tan
ajustable completamente a merced del manipulador. Quizás tengan algo que ver las prácticas
obligadas que el sistema de representación mayoritaria vigente impone a los
cargos electos para rendir cuentas ante sus respectivas circunscripciones
electorales. Aunque una cosa son las promesas electorales globales concernientes
a las medidas tributarias y otra distinta las decisiones que luego se adoptan,
especialmente ante situaciones de desequilibrios presupuestarios.
A la espera de ver cómo se desarrollan
los acontecimientos, lo cierto es que, en las elecciones de 2019, el Partido
Conservador se comprometió a abstenerse de recurrir a un incremento de la carga
de las tres mayores fuentes tributarias, a saber, el impuesto sobre la renta,
las contribuciones sociales y el IVA[1].
Es lo que se conoce como el “triple cerrojo fiscal” (“triple tax lock”).
Aunque ha habido bastantes especulaciones
al respecto, parece ser que la intención gubernamental, personificada en el Chancellor, Rishi Sunak, es respetar ese
compromiso, a pesar de la imperiosa necesidad de allegar recursos públicos
adicionales. Se prevé que, esencialmente debido a la crisis del coronavirus, el
déficit público en el Reino Unido se eleve a 400.000 millones de libras en el
ejercicio 2020-21. Así las cosas, la subida del impuesto sobre sociedades, al
margen de otras opciones (impuesto sobre las ganancias de capital), aparece como
una solución ineludible, aunque sin que se vislumbre un impacto recaudatorio
muy relevante[2].
Aún no se sabe cómo acabará la historia, pero,
en el caso de España, teniendo en cuenta la facilidad con la que se abren los
“candados fiscales” made in Spain, así como las manifestaciones de algunos
personajes públicos de gran influencia, cabría afirmar que nuestros gobernantes
están en disposición de manejar una “llave fiscal maestra”, a la que no se
resiste ninguna cerradura. Aunque de manera selectiva, dos de las piezas del
cerrojo británico han sido ya activadas en España. Asimismo, se han habilitado nuevos
mecanismos recaudatorios de diversa hechura. Y sin que quepa olvidar que el monto previsto de las
transferencias provenientes de la Unión Europea en el marco de las ayudas para
hacer frente a la crisis derivada de la pandemia (69.528 millones de euros)
equivale a un 70% de la recaudación total del IRPF en el año 2019.
Vendrán nuevas cargas y gravámenes, pero la providencial visita, en verdad casi inesperada, del Mr. Marshall comunitario aliviará de manera muy sustancial el esfuerzo que, de otro modo, se hubiese requerido y, lo que no sería precisamente desdeñable, los enormes estragos que habría originado sobre una maltrecha base económica.
[1]
Estas tres figuras representaron un 64% del total de ingresos fiscales en el
año presupuestario 2019-20. Vid. G. Parker, C. Giles y S. Payne, “Sunak agrees
to tie own hands and stick with Tory ‘triple tax lock’”, Financial Times, 1 de
febrero de 2021.
[2]
Financial Times, “Sunak abandons the goal of low corporate taxes”, The
Editorial Board, 1 de marzo de 2021.