Los expertos en la dinámica de los procesos de transformación
empresarial tienden a identificar unos factores promotores (“facilitadores”) y
otros retardatarios (“inhibidores”) del cambio. De igual manera pueden
apreciarse factores de uno y otro signo en las esferas social, económica y
política. Desde hace ya casi un año vivimos sujetos a las perturbaciones, de
alcance insospechado, acarreadas por la pandemia del coronavirus. Los estragos
que ha causado y está causando han trastocado nuestras expectativas, nuestras
preferencias, nuestras escalas de valores, nuestras jerarquías, y nuestras capacidades de actuación. También diría que nuestra propia capacidad de
percepción de los acontecimientos y de evaluación de sus consecuencias. En
muchos aspectos, la pandemia está siendo un poderoso “facilitador” de la
materialización de tendencias y de patrones de comportamiento en los planos
económico, social y político. Y sin que haya que dar por sentado que todo
cambio ha de ser, per se, positivo.
Una de las numerosas facetas en las que se manifiesta esa dinámica es en la plasmación de un nuevo orden internacional, afianzando
una senda que se venía dibujando desde hace años. Como en otros casos, el
contenido de la proclama efectuada desde su atalaya del Financial Times por Martin Wolf (3-2-2021) sirve de epítome
representativo. Dicho contenido merece ser repasado en detalle. Pero ya su
propio título y su nota introductoria resultan bastante expresivos: “Containing China is not a feasible option”.
Se resalta así que, ciertamente, “contener a China no es una opción factible”,
y que “a diferencia de lo que ocurría con la Unión Soviética, Estados Unidos y
sus aliados han de cooperar y competir con su creciente poder”.
La democracia, ese bien preciado que se reclama con
ahínco en algunos territorios formalmente democráticos, pero envueltos en una
aparente fase de decadencia, se ve abocada a una relativización selectiva en
aras del pragmatismo. La premisa sacrosanta de elecciones libres tal vez ha de
competir con otros principios más modernos. Pero, después de todo, quizás sea
un buen momento para leer “La tragedia de la liberación”, obra que, hace unos
años, escribió Frank Dikötter. Ya en su prefacio deja constancia de las diferentes
acepciones que puede tener el término “liberación”, algunas de ellas con tintes dramáticos e incluso trágicos.