Desde hace siglos, vienen manteniéndose arduas controversias sobre determinadas cuestiones tributarias de gran trascendencia.
La concerniente al tratamiento a otorgar a la parte de la renta que se destina
al ahorro, frente la que se dedica al consumo inmediato, es una de las más
señaladas.
La fábula de la cigarra y la hormiga podría servir
como referencia para tratar de ilustrar la situación. Simplemente como idea
aproximativa, y salvando las distancias derivadas de actitudes totalmente
contrapuestas, podríamos asimilar la primera al consumidor, y la segunda, al
ahorrador. ¿A cuál de los dos perfiles favorece más el sistema impositivo, al
de la cigarra o al de la hormiga?
No es, desde luego, una pregunta que se pueda despachar sin más de manera inmediata, aunque podamos tener alguna intuición al respecto. Son muchos los escenarios que pueden barajarse, entre otras razones, por la enorme heterogeneidad que, en la práctica, presentan los sistemas tributarios. En el esquema adjunto se esboza un marco simplificado para estudiar la cuestión planteada. Se supone que dos personas llegan a un país en el que van a residir durante 10 años, en cada uno de los cuales percibirán una renta dada. Una de ellas destina sus ingresos netos de impuesto al consumo inmediato; la otra, la mitad a consumir y la otra mitad, a ahorrar. Al cabo de los 10 años abandonan el país, pero antes de salir de éste deberán donar el patrimonio acumulado, en su caso, o bien consumir íntegramente los recursos acumulados.
Una vez aterrizado dicho marco dentro de unas coordenadas que podríamos considerar “representativas”, procuraremos aportar una respuesta.