10 de enero de 2021

Las cuentas empresariales ponderadas según impacto (Harvard Business School)

Que un templo tan significado como el de la Harvard Business School (HBS), desde el que se vienen impartiendo, desde hace más de un siglo, las doctrinas y las prácticas empresariales a lo más granado de la élite mundial, se haya adherido de forma tan entusiasta al paradigma ASG es sumamente significativo de cuáles son las corrientes dominantes en la actualidad. Nos encontramos en una época de una hegemonía, en plena expansión, de dicho paradigma, basado en la relevancia de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) como guía de la estrategia y de la gestión de las empresas.

El prestigioso centro universitario no se ha limitado a una mera declaración de principios sino que se ha implicado en el desarrollo de iniciativas y propuestas orientadas a consolidar esa visión en la conducción y el análisis de las compañías. Cabe destacar a este respecto la denominada iniciativa sobre las cuentas ponderadas según impacto (HBS, “Impact-Weighted Accounts”, www.hbs.edu).


El posicionamiento de la HBS respecto a la RSC es claro: “La legitimidad de una empresa depende de su capacidad para crear valor para la sociedad. Las compañías que crean valor para inversores, trabajadores, clientes, proveedores, y el ecosistema en general son evidencia del poder de las empresas para incrementar el bienestar colectivo”.


Frente a la tendencia a medir la actuación de una compañía por el valor que obtienen sus accionistas, plantean una forma alternativa que mide el valor total creado por la empresa en dimensiones múltiples, como se recoge en la figura I. El eje Y representa el valor que se genera para los propietarios de la empresa. El eje X representa valor para los grupos de interés no propietarios. La empresa se moverá a lo largo de una línea que parte del origen y que puede tener distinta pendiente, que indicaría la proporción del valor asignado a los dos grupos. En la figura II aparecen dos trayectorias diferentes, la de la empresa A, en la que prima el valor de los propietarios, y la de la empresa B, que elige el modelo contrario.


Según la HBS (“Value orientation”, Ibíd.), “Una empresa que trace una línea demasiado empinada –lo que significa una empresa que capta un valor muy grande para sus propietarios a expensas de los otros grupos de interés- es problemática. Puede ser técnicamente legal, pero ha sido la manifestación del abuso de poder, o de la codicia, lo que ha propiciado un creciente escrutinio y erosionado la confianza de la población en la capacidad del capitalismo para elevar el bienestar colectivo”.


El análisis continúa con la introducción de la posibilidad de que la actuación de la empresa conlleve repercusiones negativas para los otros grupos de interés y/o los propietarios. Nos encontramos así con cuatro cuadrantes (figura III): I) se dan aportaciones positivas para ambos colectivos; II) considerado por HBS como el “cuadrante más perverso”, en él se genera un valor positivo para los propietarios, y negativo para los grupos de interés no propietarios; III) en este se combinan resultados negativos para los dos colectivos; IV) aquí se da un valor negativo para los propietarios, pero positivo para los grupos de interés no propietarios.


Algunas matizaciones son necesarias. De entrada, no hay que olvidar, a pesar de ser evidente, que el cambio en el valor para los propietarios es una variable residual a la que se llega después del cómputo de una serie de costes (salarios, compras de bienes corrientes y servicios, amortizaciones de inversiones, tributos…) que afectan directamente a los integrantes de algunos de los otros grupos de interés. De otro lado, el impacto sobre los otros grupos de interés puede no ser homogéneo, por lo que cabe la posibilidad de que haya perjuicios para algunos y beneficios para otros. Asimismo, el incremento de valor para los propietarios puede afectar en parte, indirectamente, a los miembros de otros grupos de interés que sean titulares de participaciones accionariales a través de vehículos de inversión. 


En el marco del paradigma señalado, la Harvard Business Review publicó en 2015 un ranking de los CEOs de las compañías incluidas en el índice S&P Global 1200, en el que se tienen en cuenta los factores ASG (“The best-performing CEOs in the world”, www.hbr.org). A título ilustrativo, Jeff Bezos, fundador de Amazon, ocupaba el primer puesto en términos de medidas financieras exclusivamente, pero caía al puesto 828º considerando sólo los factores ASG, y al 87º teniendo en cuenta conjuntamente las dos perspectivas (L. R. Sorensen, “Amazon’s Jeff Bezos plummets down corporate leader rankings”, Financial Times, 12-10-2015).






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