10 de septiembre de 2020

Los efectos económicos de la pandemia: del GaR al RaR

Con toda lógica, aunque tal vez con una aplicación un tanto retardada, el Fondo Monetario Internacional, en sus análisis económicos, viene incorporando los efectos potenciales sobre el crecimiento económico de los riesgos asociados a una mayor o menor estabilidad financiera. Desde el año 2017 viene utilizando el indicador GaR (“Growth at Risk”) para calibrar en qué medida las condiciones financieras pueden afectar a la evolución del PIB.

Según el FMI, “La teoría y la experiencia reciente apoyan la visión de que las vulnerabilidades financieras aumentan los riesgos para el crecimiento… El crecimiento del PIB responde de manera no lineal a los shocks en presencia de vulnerabilidades financieras, lo que aumenta la probabilidad de impactos económicos severamente negativos”[1]. A este respecto, los economistas del FMI realizan estimaciones del crecimiento del PIB como función de un índice de condiciones financieras y de otras variables[2].

En su génesis, la crisis económica desatada por la pandemia del coronavirus no tiene su raíz en el sistema financiero, que, en el momento del inicio de aquella, se encontraba en una situación mucho mejor que la que arrastraba en 2008. Como otras muchas cosas, el coronavirus ha destrozado, al menos transitoriamente, la utilidad del GaR como indicador. No es que la senda de crecimiento entrara en riesgo de debilitamiento sino que, de forma abrupta, ha dado paso a un derrumbe de magnitudes catastróficas. 


En esta ocasión, el sector financiero, de sujeto activo de la crisis, ha pasado a ser sujeto pasivo. De manera inevitable, el balance y la cuenta de resultados de las entidades financieras acusan un importante deterioro que, inevitablemente, origina distintas vulnerabilidades financieras. Estas últimas, a su vez, actuarán como una pesada rémora para la recuperación del ritmo de crecimiento. El GaR seguirá teniendo relevancia y utilidad, pero se le ha inmiscuido un intruso inesperado y peligroso, el RaR (“Recovery at Risk”). El retorno a la anhelada senda de crecimiento será inviable si el sistema financiero no puede resistir firme el salvaje golpeo del terrible virus en la arena económica. Si no aguantara el sistema financiero, ¿se iría todo al …?



[1] Vid. “Global Financial Stability Report: is growth at risk?”, octubre 2017, pág. 93.


[2] Vid. T. Adrian, D. He, N. Liang, y F. Natalucci, “A monitoring framework for global financial stability”, IMF Staff Discussion Note, SDN/19/06, agosto 2019, págs. 16-17.

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