27 de agosto de 2020

Una breve historia del tiempo para los inversores

Si alguien encuentra un artículo con el título que se replica en esta entrada y que, además, muestra en su cabecera una imagen de Albert Einstein, es bastante probable que se desaten las mayores expectativas acerca de su contenido[1]. Máxime si el artículo aparece en el medio especializado en finanzas de mayor influencia internacional. Tan elevado es el impacto del medio como amplio el rango descrito por la calidad y el interés de las colaboraciones en él publicadas, en algunos casos hasta extremos llamativos.

En el texto que nos ocupa, aunque salpicado de elementos significativos, no se colman, ni de lejos, las expectativas que uno pudiera haberse creado, sobre todo si tenía en mente su posible aprovechamiento para una acción de educación financiera.

Entre los mencionados elementos hay que reseñar la referencia inicial a la conocida frase atribuida a Einstein acerca del interés compuesto como la octava maravilla del mundo, que en otras versiones se convierte en la fuerza más poderosa del universo. En este contexto se recoge la siguiente sentencia, supuestamente expresada por el colosal físico: “Aquel que lo comprende [el interés compuesto] lo gana; quien no, lo paga”. 

En el artículo se aboga por la elección, por parte de los inversores, de compañías que prevalezcan en el tiempo. A tal efecto, se considera que la experiencia de la que ha sido la empresa más longeva del mundo puede aportar algunas claves sobre cómo identificar una organización con durabilidad. Kongo-Gumi, dedicada a la construcción de templos budistas, fue fundada en Japón… ¡en el año 578! Perduró más de 1.400 años hasta que fue adquirida por una gran compañía constructora (Takamatsu Construction Group) en 2006, después de haber entrado en quiebra debido a su elevada deuda, favorecida por una serie de arriesgadas inversiones inmobiliarias en los años ochenta del pasado siglo[2].

La lección que puede extraerse, según el autor del artículo, S. Edelsten, es sencilla: “Elija compañías que se dediquen a hacer aquello en lo que son buenas, y asegúrese de que comprende cuánta deuda mantienen”.

A partir de esa sensata recomendación lleva a cabo una incursión en torno a varias cuestiones relevantes en el contexto actual, pero el aspirante a pasajero del tiempo se queda esperando que anuncien la salida del viaje. O, tal vez, por alguna influencia einsteiniana, la brevedad de la historia viene explicada porque se rige por la velocidad de la luz.



[1] S. Edelsten, “A brief history of time for investors”, Financial Times, 15 de julio de 2020.
[2] La empresa se mantiene como filial especializada en el diseño y construcción de santuarios y templos, reparación, restauración y reparación de edificios del patrimonio histórico-cultural (www.takamatsu-cg.co.jp).

Entradas más vistas del Blog