5 de julio de 2020

La Economía Política de la Política Económica

En un número reciente de la revista Finance & Development se incluye un interesante artículo de Jeffry Frieden, con el título reflejado en el de este post. En esencia, este profesor de la Universidad de Harvard aboga por conformar una disciplina que preste atención a las interacciones entre la Economía y la Política. Y, a tal efecto, reivindica el nombre clásico de Economía Política, con el que empezó su recorrido la ciencia económica.

En este sentido, se propugna incluir el estudio de cómo la política afecta a la economía, y de cómo la economía afecta a la política… algo bastante coherente y necesario, pero ¿se trata de una proposición metodológica realmente novedosa?

El hecho de que, en su devenir histórico, la Economía perdiese del nombre la vertiente política no implica en modo alguno que hubiese que hacer abstracción del componente político a la hora de elaborar modelos explicativos de la realidad. Aun cuando existen importantes contribuciones en las que la esfera pública ocupaba un lugar preponderante, no es menos cierto que, durante décadas, en los desarrollos de la corriente principal, el sector público en su conjunto se concebía como un ente abstracto, encarnado en una especie de dictador benevolente y omnipotente.

De manera explícita, fundamentalmente desde mediados del siglo XX, la denominada teoría de la elección pública vino a desmontar la aparente consistencia de ese enfoque otrora dominante y que, pese a todo, sigue teniendo no pocos adeptos.

Aunque quizás influido por el posible sesgo que se deriva de una larga trayectoria de dedicación al estudio de la Teoría de la Hacienda Pública, cuyo campo es inherentemente interdisciplinar, y que puede, de hecho, concebirse como una mezcla de disciplinas, no deja de ser sorprendente encontrarse, a estas alturas, con semejantes justificaciones. La perspectiva política, la sociológica, y la psicológica son, entre otras, elementos imprescindibles como complemento de la aproximación económica[1].

El artículo de referencia tiene un comienzo arrebatador y levanta unas expectativas enormes ante la aplicación del enfoque propugnado a la crisis del coronavirus: “La pandemia de la COVID-19 ilustra destacadamente la intersección de la política, la economía y otras consideraciones. Los expertos en salud pública han advertido desde hace tiempo que el mundo era probable que afrontara una gran pandemia y reclamaban una mayor preparación. Pero los políticos que tienen que centrarse en las próximas elecciones ven difícil invertir el tiempo, el dinero y el capital político para abordar la posibilidad abstracta de una futura crisis. Y así la mayor parte del mundo no estaba preparada para una amenaza sanitaria pública global de la magnitud planteada por el nuevo coronavirus. A medida que la pandemia se ha extendido por el mundo, la respuesta de las políticas aplicadas ha continuado condicionada por las realidades políticas… Las respuestas de las políticas nacionales a la pandemia de la COVID-19 varían por razones sanitarias, económicas, y políticas”.

A la postre, nos quedamos con unas indicaciones muy genéricas que han de aterrizarse por quien quiera indagar acerca de las claves que han marcado la estrategia seguida en el caso español. Para su adecuado análisis haría falta sin duda alguna pericia especial, dadas las singularidades concurrentes. Además de los enfoques metodológicos mencionados, podría ser de utilidad disponer de algunas de las habilidades propias de los creadores del realismo mágico. Y, por supuesto, no cabe olvidar la extraordinaria importancia que siempre, pero especialmente en un contexto de crisis, puede tener la política de comunicación.


[1] Esa es la tesis defendida en J. M. Domínguez Martínez, “Proyecto Docente de Hacienda Pública y Sistema Fiscal”, Universidad de Málaga, 1999.

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