3 de junio de 2020

Sparkassen unter Beschuss


Sparkasse, caisse d’épargne, saving bank Recuerdo un tiempo muy lejano en el que empecé a ver esos nombres rotulados en las oficinas de las cajas de ahorros que comenzaban a aflorar a lo largo de toda la Costa del Sol. Eran un signo de modernidad, un reclamo para atraer a turistas y residentes extranjeros, para indicarles que también aquí podían encontrar servicios financieros de calidad, bajo el paraguas de la imagen de seguridad que entonces transmitían las entidades de ahorro autóctonas. La denominación de caja de ahorros, ya fuera en español o en las lenguas vernáculas de los ilustres visitantes a los que tanto debe esta privilegiada tierra, estaba impregnada de un sello de prestigio, de solvencia y de cercanía.

Después de un largo recorrido, en bastantes casos más que centenario, las cajas de ahorros se habían consolidado como un componente fundamental del sistema financiero español. Su trayectoria era elogiada como una historia de éxito, que las llevaba a sobresalir también en el panorama internacional. En Europa, rivalizaban con las cajas alemanas por su importancia dentro de los respectivos sistemas bancarios. Hoy día, apenas si quedan algunos vestigios casi simbólicos de aquella época de esplendor, aparte de una significativa herencia ya en forma de entidades con forma societaria.

En cambio, en Alemania subsiste el sistema de cajas de ahorros, esencialmente integrado por 377 sparkassen, de propiedad municipal, con un gran peso dentro del sistema bancario alemán, que se aproxima al 17% del total de los activos.

Al igual que sucedía con sus homónimas hispanas, las cajas de ahorros alemanas son cuestionadas por no tener presión para maximizar sus ingresos ni para repartir sustanciosos dividendos a los accionistas (O. Storbeck, “‘Sticky’ savings banks keep big German rivals in check”, Financial Times, 24-4-2019). Más recientemente, han pasado a estar en el punto de  mira del Banco Central Europeo y del regulador financiero alemán, que las instan a adaptar el sistema institucional de protección ante eventuales episodios de crisis por el que se rigen desde los años setenta, sujeto a aprobación caso por caso, en vez de disponer de un sistema de garantía de depósitos de respuesta automática (O. Storbeck y M. Arnold, “Germany’s savings banks under fire from European watchdogs”, Financial Times, 1-6-2020).

Ante esta situación, cabe plantearse diversos interrogantes: ¿tiene sentido que, en la Eurozona, siga existiendo un sistema de supervisión fragmentado en función del tamaño de las entidades?; ¿disfrutan las cajas de ahorros germanas de ventajas competitivas, en razón de su naturaleza jurídica, como antaño se proclamaba de las hispanas?; ¿debe establecerse una igualación absoluta de las condiciones del marco de actuación para todas las entidades?; a la vista de la experiencia española, hoy sin cajas de ahorros, ¿qué deberíamos recomendar a los alemanes como senda más aconsejable?; o, dicho de otra forma, ¿debemos sentir nostalgia de las cajas de ahorros?

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