Puede que como consecuencia
de esta extraña y anómala, aunque inevitable, fase de confinamiento, ya en vías de la denominada -aún más
extrañamente- “desescalada”[1],
o de otras razones que se me escapan, he comenzado a recibir una serie de intrigantes correos, todos ellos con nombres –reales o ficticios- para mí desconocidos, de supuestos
lectores de este blog, en lo que se exponen algunas adivinanzas. Unas se basan
en frases o párrafos de textos no identificados, otras en el planteamiento de
la verosimilitud de situaciones hipotéticas, otras contienen cuadros o gráficos
mudos, mientras que otras se centran abiertamente en preguntas más directas con
distintas opciones de respuesta.
A la vista del considerable
número de desafíos recibidos, con poca coincidencia de nombres, y a tenor de
las estadísticas que automáticamente facilita el gestor del blog, me veo
inclinado a pensar que pudiera darse una cierta “multiplicación de
personalidades”.
En realidad, me es
indiferente; desde niño me han apasionado las adivinanzas y los acertijos, siempre
que estuviesen relacionados con la intriga, la indagación y el razonamiento. Me
sigue costando trabajo no verme atraído ante cualquier enigma, aunque sea a
escala menor.
Indudablemente, a raíz de la
crisis sanitaria vivida en numerosos países, la atención se ha volcado hacia
la consideración de los indicadores económicos asociados a la salud. Por ello,
de las adivinanzas recibidas he seleccionado en primer lugar la que se plasma en el gráfico
adjunto, en el que se reflejan, para más de 40 países, las cuantías del gasto
en sanidad (público y privado) por habitante, en términos de paridades de poder
de compra.
Las preguntas planteadas
son, básicamente, las siguientes:
-¿Qué países ocupan las
posiciones extremas?
-¿Cuál es la posición de
España?
-¿Y las de Alemania,
Francia, Italia y Reino Unido?
-¿Y la de Estados Unidos?
-¿Y la de China?
Lo único que se sabe es que
los datos corresponden a los siguientes países: Alemania, Australia, Austria, Bélgica,
Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Corea, Costa Rica, Dinamarca,
Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría,
India, Indonesia, Islandia, Israel, Italia, Japón, Letonia, Lituania,
Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino
Unido, República Checa, República Eslovaca, Rusia, Sudáfrica, Suecia, Suiza, y
Turquía (además de la media de la OCDE-36).
Es bien conocido que los
indicadores de gasto presentan a menudo dificultades interpretativas. Los
indicadores de gasto son muy útiles, pero lo más significativo sería poder
disponer de datos del nivel efectivo de los servicios suministrados. Por otro
lado, las cifras por habitante deberían complementarse con datos referentes a
las personas realmente atendidas.
Dejando estas cuestiones al
margen, este gráfico mudo nos desafía a proponer un ranking. Comienza el juego
de las adivinanzas...
No sé si el remitente me hará llegar la solución. Si no lo hace en un plazo razonable, trataré de localizar la fuente, y, de conseguirlo, la compartiría a través de este mismo canal.
[1] La
palabra no aparece en el DRAE, y casi mejor es obviar algunas de las acepciones
de “escalada”.