En la última entrada de este blog se hacía referencia al poderío económico y metaeconómico de Google. Por si había alguna duda al respecto, Alphabet ha conseguido adentrarse en el excelso club de los billonarios, al superar la increíble cota del billón (hispano) de dólares en su cotización bursátil. De esta manera, se convierte en la cuarta Big Tech en lograr ese hito económico, siguiendo la senda de Apple, Amazon (actualmente ha perdido el cómputo de los trece dígitos) y Microsoft (Richard Waters, “Alphabet on the brink of joining the $1tn club”, Financial Times, 13 de enero de 2020).
Si, como se recordaba en un anterior post de este blog (11-5-2018), “$1.000 millones = unicornio”, “$1.000.000 millones = x”, podríamos concluir que “x = milunicornio”.
Ahora bien, dado que hoy día existe un léxico para hacer frente a cualquier situación, seguramente habrá algún término ad hoc, más o menos justificado. Sin perjuicio de ello, si superunicornio se emplea para las empresas valoradas en 100.000 millones de dólares o más, parece claro que el gigante tecnológico ha llegado a la categoría de decasuperunicornio.
No obstante, si hacemos caso de las declaraciones de principios de los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, la valoración empresarial con arreglo a los criterios estándares del mercado es una cuestión desdeñable. Según expresaron con ocasión de la salida societaria en el año 2004, no querían ser juzgados en términos convencionales del mercado de valores, y su objetivo real era “hacer del mundo un sitio mejor” (Waters, op. cit.). Siguen evidenciándose, pues, connotaciones con la aquí citada novela de Dave Eggers. ¿Acabará algún día, no muy lejano, de cerrarse el círculo?