23 de septiembre de 2023

La difícil tarea de la medición de la democracia

 

Es relativamente fácil definir lo que es la democracia. Aún más sencillo, a tenor de la experiencia internacional, es etiquetarla, pero resulta bastante más difícil poder expresar de forma cuantitativa cuál es su alcance verdadero y efectivo. Pese a ello, se publican regularmente informes que recurren a indicadores cuantitativos a fin de plasmar el “nivel democrático” de un país y su evolución en el tiempo. Sin embargo, como destaca The Economist[1], las puntuaciones asignadas “se basan principalmente en opiniones subjetivas de expertos sobre la intensidad de diferentes aspectos de la democracia… Algunos señalan que [los índices] reflejan las preferencias políticas de sus autores más que los cambios reales de cómo son gobernados los países”.

Con objeto de tratar de obviar los sesgos, The Economist ha aplicado un enfoque metodológico consistente en condensar los datos de 279 indicadores en dos cifras separadas para cada país, en cada año: i) Una de las cifras está relacionada con el liberalismo, la distribución del poder y la cultura política. Los países con elevada nota en este apartado tienden a tener una prensa relativamente libre e imparcial, un sistema judicial independiente, robustas libertades cívicas, y tres o cuatro partidos que colaboran a menudo; ii) La otra valora la capacidad de los Estados para mantener el orden, proveer servicios públicos, y gestionar la economía.

Tales puntuaciones se derivan orgánicamente de los datos, sin ninguna guía humana sobre cómo deben ser agrupadas las medidas”, se matiza.

Entre las conclusiones, se señala que “Los dos indicadores han evolucionado de manera muy diferente durante la pasada. Mientras que la dimensión de la apertura ha disminuido, en promedio, desde 2008, la dimensión de la capacidad estatal se mantenido bastante estable. Sólo un puñado de países han tenido mejorías en los dos indicadores, pero en 67 de las 178 jurisdicciones el liberalismo ha retrocedido mientras que la capacidad estatal ha aumentado”.

The Economist distribuye los países en cuatro grupos: a) mejora en el liberalismo político, empeoramiento de la capacidad estatal; b) mejora en ambos apartados; c) mejora en la capacidad estatal, y empeoramiento en el liberalismo político; d) empeoramiento en las dos facetas.

España, partiendo de unas posiciones elevadas en las dos vertientes, se encuentra incluida en este último grupo.

Con independencia de los datos proporcionados por este tipo de estudios, cada ciudadano tiene su propia percepción personal, que puede estar más o menos alejada de la situación real. Es quizás una cuestión de sensaciones y de sentimientos: ¿cómo ha evolucionado el régimen de libertades?, ¿ha mejorado el clima democrático?, ¿desempeña eficazmente el Estado sus funciones?, ¿se asignan bien los recursos públicos?, ¿se distribuyen de manera justa?, ¿cuál es la impresión respecto a los rasgos reseñados anteriormente como i) y ii)?...



[1] “Graphic detail: democracy indices. Measure for measure”, 16-9-2023.


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