Durante años, el dinero fácil ha
estado inundando los recovecos del sistema económico. Tanto era así que incluso
su precio era con frecuencia negativo. Algunos agentes económicos, para aceptar
recibir una suma de dinero, exigían “pagar” un tipo de interés negativo. No es
absoluto mal negocio recibir 100 euros y devolver sólo 90. Llamamientos para
emitir deuda pública sin freno ni límite surgían desde diversas instancias. Los
antaño temidos “mercados”, vigilantes implacables de la ortodoxia financiera,
parecía que se habían tomado un respiro o resultado seducidos por nuevos
paradigmas económicos de vieja raigambre.
Contra pronóstico, sin embargo,
la era del dinero fácil da la impresión de que ha llegado a su fin. Así lo
constata Ruchir Sharma, presidente de Rockefeller International, una empresa de
asesoramiento financiero. Según él, “[a]unque los inversores globales reconocen
cada vez más que la era del dinero fácil ha terminado, muchos líderes mundiales
no -y los mercados están castigándoles por un gasto libre en la nueva era del dinero
escaso”[1].
Sharma reseña cómo, este año,
los mercados han forzado un cambio en la política, o al menos en su tono, en
una serie de países, desde Reino Unido a Paquistán, pasando por Brasil, Chile,
Colombia, Ghana, Egipto y Hungría. “En la pasada década, los tipos bajos hicieron
que el endeudamiento fuera muy fácil y el impago soberano tan raro, que muchos
gobiernos se atrevieron a vivir por encima de sus posibilidades. Ahora, cuando
los costes del endeudamiento y las tasas de impago aumentan, se está forzando
un cambio, comenzado por las naciones menos desarrolladas, que son las más
vulnerables a los acreedores extranjeros”, asevera el mencionado asesor,
también autor del libro “The rise and fall of nations”.
[1]
Vid. “The easy money era is over but world leaders have not got the memo”,
Financial Times, 5-12-2022.