13 de julio de 2021

Nextdoor, la red social vecinal

 

Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, Linkedin… Para mí es un gran misterio cómo un número cada vez mayor de personas es capaz de gestionar diariamente los flujos de información vinculados a su pertenencia a un ramillete tan extenso de redes sociales, que siguen en proceso expansivo. No estar adscrito a esas redes tan potentes genera una sensación de exclusión, aunque pueda provenir de una autoexclusión. Tengo la duda de si ésta obedece al temor, a un instinto de defensa, a la vana intención de mantener un espíritu de ermitaño, o tal vez a una mezcla de todo ello. Pensándolo bien, las potentes redes del correo electrónico y del ubicuo teléfono móvil llevan pronto a desterrar ese posible propósito. Pero, al mismo tiempo, acrecienta la duda: cómo puede gestionarse, sin una dedicación full time, todo ese caudal de comunicaciones. Incluso aunque se adopte un papel meramente pasivo. No quiero pensar en quienes asumen un rol activo y reciben continuas réplicas.

Tras una experiencia en el uso de redes grupales limitadas, centradas en ámbitos acotados, y del ensayo de una red social generalizada orientada a colectivos vecinales, Netxdoor se dispone a salir al mercado bursátil con una valoración de 4.300 millones de dólares. Las grandes redes sociales son un gran invento que aportan enormes beneficios a los usuarios. Disponer de un instrumento capaz de satisfacer necesidades colectivas responde a una lógica económica y posibilita cosechar ventajas para los integrantes de las distintas comunidades. Muchas más, de naturaleza pecuniaria y no pecuniaria, como revela la evidencia empírica, son las que obtienen sus promotores y organizadores.

Nextdoor tiene una misión reconocida (Nextdoor): "Uniendo a vecinos/​as y organizaciones, podemos fomentar un mundo más amable donde todos tengamos un barrio cohesionado en el que poder confiar". Como se ve, se cuida el uso del lenguaje inclusivo, aunque se descuida su utilización en todo el párrafo, a no ser que se considere que "todos" engloba a "vecinos/as". Siempre lo he pensado. Sería una auténtica maravilla poder leer "El Quijote" con las adaptaciones terminológicas pertinentes que le permitieran superar todos los filtros hoy vigentes.

El deseo de promover un "mundo más amable" es claramente loable, si bien, a tenor de los hechos, no es una meta libre de obstáculos. Desde 2019, Nextdoor ha venido advirtiendo a sus usuarios sobre actitudes "belicosas" y "díscolas" a través de "recordatorios de amabilidad" ("kindness reminders") generados por inteligencia artificial que saltan si redactan algo "desagradable"[1].

Ahora bien, como recuerda John Gapper, la palabra inglesa “kind” tiene dos significados: a) “having a friendly or generous nature o attitude/helpful to anothers or to another”; b) “a class or group having characteristics in common”[2].

Según dicho articulista, “Nextdoor afronta el problema de todas las plataformas de medios sociales. Éstas vinculan a las personas a vastas redes, desatando un flujo de información, proveyendo entretenimiento y fomentando la camaradería, pero pueden acentuar el lado duro de la naturaleza humana… Desde que se lanzó Facebook en la Universidad de Harvard en 2004, una innovación digital concebida para estimular la amistad ha fomentado tribus enfrentadas”. En otro plano distinto, a raíz de su auge desmesurado, algunas de las mayores plataformas han propiciado el surgimiento de poderes exorbitantes con capacidad de interpretación normativa y de aplicar códigos de ética y justicia autónomos.

Quizás, a tenor de la experiencia observada, los fundadores de Nextdoor hacen hincapié en un pretendido rasgo diferencial de su plataforma, la motivación de la “utilidad” frente a la “afinidad”[3].

Qué duda cabe de que una herramienta como esa puede ser un eficaz instrumento de control social, y puede potenciar el papel de los encargados, vocacionales o por designación, de la vigilancia de las cuadras, función que cuenta con una notable tradición en las democracias populares.

Nextdoor, con 60 millones de usuarios, es, de momento, frente a Facebook, con más de 2.700 millones, un proyecto muy modesto. La gran red ha visto multiplicar el precio de sus acciones por más de diez desde su salida a bolsa. Ahora comienza la carrera de Nextdoor, que tendría que encontrar muchas puertas abiertas para emular la hazaña de Facebook, que, además, está abriendo otras a través de Facebook Neighborhoods.

La suerte está echada. Desde el punto de vista de los inversores, dentro de diez años podrá saberse qué apuesta de hoy habrá resultado más lucrativa. Mientras tanto, como apunta Gapper, el futuro de Nextdoor dependerá del significado de la palabra “kind” que prevalezca: “¿Serán amables los vecinos, o se verán éstos desencadenados por amenazas a su grupo? Una ambigüedad que se remonta a la Edad Media no se puede resolver fácilmente”[4].





[1] Vid. J. Gapper, “Nextdoor’s neighbours are not kind to strangers”, Financial Times, 9 de julio de 2021.

[2] Vid. “Collins English Dictionary Completed & Unabridged”, Harper Collins Publishers, 2006.

[3] Vid. Gapper, op. cit.

[4] Vid. Gapper, op. cit.

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