18 de agosto de 2024

Una pausa (técnica) para “Tiempo Vivo”

 

Nació “Tiempo Vivo” en este espacio blogístico hace siete años, recuperando el nombre del utilizado en la zona blocística del efímero Ymálaga, proyecto de comunicación que no continuó su marcha tras la prematura y dolorosa despedida de Paco Rengel. En la primera entrada se explicaban las connotaciones de esa denominación y las razones para su adopción.

Sin pretender hacer balance de esta etapa de siete años y un mes, sí he de reconocer que las expectativas personales -por motivos que no soy capaz de explicar- se han visto desbordadas ampliamente, aunque sólo sea en la vertiente oferente meramente numérica. Incluso en algunas notas conmemorativas se especulaba sobre algunas circunstancias que podían rodear el proceso de construcción narrativa. Aun a sabiendas de que los textos apenas encontraban destinatarios, el mantenimiento del flujo de apariciones sí que podía llegar a causar sorpresa. No voy a repetir ahora las motivaciones que pueden impulsar el hacer de quienes están impregnados del espíritu primario de escritor. En cambio, no quiero dejar de reiterar mi agradecimiento a quienes, con su lectura absolutamente minoritaria, han dado un soplo de vida a las composiciones.

Tampoco puedo negar la función utilitarista que, a modo de pequeña biblioteca personal, con asistente de búsquedas incorporado, ha tenido para el propio autor. Agradecimiento extensivo, por tanto, al gigante tecnológico que posibilita la herramienta, y, cómo no, muy especialmente, a FJC, quien pacientemente, ha ido trasladando a papel el contenido de las más de 1.200 entradas que ahora, insospechadamente, se acumulan.

Durante esta etapa, ha habido algunos contratiempos técnicos, especialmente en relación con la comunicación a los escasos seguidores, respecto a la traslación de las sucesivas apariciones. Ahora, un buen conocedor de las herramientas digitales me recomienda que utilice una aplicación específica para blogs llamada Substack, que, al parecer, contiene unos canales de comunicación propios. Sin mucho conocimiento, ni convencimiento, comenzaremos una nueva andadura en ese espacio bajo el emblema de “Ecoalborania”.

El tiempo, siempre vivo por naturaleza, no admite treguas, pero quizás permita que la hagamos en este recóndito paraje cibernético. Aunque, tal vez, sea una oportunidad para dar por concluida esta experiencia comunicacional que puede llegar a convertirse en una presionante autoexigencia.

Trataremos, no obstante, de comenzar el nuevo cuaderno de bitácora en la navegación por las aguas tranquilas, aunque a veces levantiscas, de un mar que forma parte de nuestras vidas.

A lo lejos, refulgen las aguas bajo el sol de la mañana. La mer, la mer, toujours…



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