Pocas cosas han recibido más críticas en el curso de los últimos años que el sistema financiero. Pero, ¿habrían sido posible las cotas de progreso alcanzadas por la humanidad sin los instrumentos financieros? Una documentada respuesta la encontramos en la obra de William N. Goetzmann “Money changes everything. How finance made civilization possible” (2016). Tras su lectura, no podemos sino corroborar que, si no todo, el dinero ha cambiado muchas cosas, y que las finanzas han hecho posible el ascenso de las civilizaciones. En el otro lado de la balanza, constatamos que también son capaces de desencadenar situaciones con dramáticas consecuencias.
Goetzmann considera que las finanzas vienen a ser una tecnología consistente en una especie de máquina del tiempo que permite mover el dinero a través de éste. Gracias a un préstamo hipotecario, podemos traer los ingresos que esperamos obtener en el futuro al momento presente, para poder acceder a una vivienda en propiedad. Gracias a los instrumentos de ahorro e inversión, podemos trasladar hacia el futuro nuestras rentas actuales a fin de acumular un capital y obtener unos rendimientos a partir del mismo.
Las finanzas han sido una parte integral del desarrollo de la sociedad a lo largo de los últimos 5.000 años. Jugaron un papel clave en la configuración de las primeras ciudades, el surgimiento de los imperios clásicos, la exploración del mundo, y la industrialización. El viaje de las finanzas comienza en Mesopotamia. En el tercer milenio a. C. aparecen los primeros instrumentos financieros. La invención de la deuda y el surgimiento del tipo de interés para incentivar el préstamo es la más significativa de todas las innovaciones en la historia de las finanzas. La actividad bancaria comienza a hacer acto de presencia, asociaciones de responsabilidad limitada sirven para participar en proyectos conjuntos, y en el período babilónico se utilizaban ya las inversiones para cubrir los gastos durante la fase de retiro.
Más adelante, Grecia y Roma gestaron sofisticadas economías financieras basadas en el dinero y los mercados. Los griegos inventaron el ábaco, la banca, la acuñación de monedas y los tribunales comerciales. Los romanos añadieron las corporaciones empresariales, las inversiones de responsabilidad limitada, y una forma de banca central. Los chinos inventaron la acuñación metálica, el papel moneda, los certificados de derechos transferibles y, entre otras innovaciones, los préstamos titulizados.
A partir del año 1000, Europa toma el testigo. A lo largo del libro asistimos a asombrosas historias sobre caballeros templarios convertidos en intermediarios financieros y proveedores de servicios de transferencias seguras de dinero, al florecimiento de mercados de títulos financieros y de emisiones de deuda en Venecia, a las aportaciones de Leonardo en el campo de las matemáticas financieras, al lanzamiento de bonos perpetuos, a la utilización de las anualidades vitalicias, o al surgimiento temprano de la teoría de los mercados eficientes.
Igualmente comprobamos cómo, a partir del siglo XIV, aparecen las primeras corporaciones. Las burbujas económicas no se hacen esperar. A pesar de todo, las finanzas se recompusieron, con la incorporación de nuevos conocimientos y técnicas. La globalización de las inversiones financieras llevaría luego a la aparición de conflictos de intereses trasnacionales.
Goetzmann destaca que la experiencia de cinco milenios de innovación financiera sugiere que las finanzas y la civilización están siempre entrelazadas. Los descubrimientos de las diversas soluciones financieras han posibilitado algunos de los logros más importantes de las civilizaciones. De igual manera, cuando las finanzas han fracasado, las implicaciones económicas han sido grandes para todo el mundo. Aun así, sostiene que prescindir de instituciones financieras como el dinero o las corporaciones supondría una reversión a una forma de vida arcaica.
(Artículo publicado en el diario “Sur”, con fecha 22 de febrero de 2020)